Ziortza: «Que el miedo no te impida vivir experiencias tan increíbles como la mía en Costa Rica»

Ziortza: «Que el miedo no te impida vivir experiencias tan increíbles como la mía en Costa Rica»

La vida se nutre de experiencias. Nos componemos de pequeñas piezas de puzle que vamos coleccionando y añadiendo a lo largo de nuestros días. Y, sin duda, mi voluntariado con niños en Costa Rica es una de esas piezas que deberíamos añadir al menos una vez a nuestra crónica de vivencias.

Mi nombre es Ziortza. Hace apenas un año, movida por los vaivenes del tiempo, decidí que mi vida diese un giro de 180 grados. Quise enfocarme en la educación. Empaparme en solitario de otras culturas y modos de vivir y conocer. Miré los programas disponibles de Cooperatour y decidí participar en uno de sus programas educativos en Costa Rica. Después de realizar el voluntariado, solo puedo hablar maravillas del país. ¡Qué gran acierto!

Soporte educativo en Costa Rica

Mi proyecto estaba ubicado en una escuela pública de San Ramón, con niños de Segundo y Tercero de Primaria. A pesar de las dificultades experimentadas por el cierre de las escuelas y medidas contra el Covid-19, la labor de los docentes fue increíble. Se esforzaron día a día para que el aprendizaje no se viera afectado. Y los estudiantes, más de lo mismo. Hambrientos por seguir aprendiendo y siempre pendientes de sus compañeros con el fin de no dejar a nadie atrás en el proceso. Me fascinó ese lado tan hospitalario. Tan humano. 

Cooperación entre alumnos

Lo cierto es que no tengo espacio para guardar todo el amor que he recibido por parte de los niños y de todos los miembros de la escuela en la que pasé cinco maravillosas semanas. Y no solo de ellos. También de la familia que me acogió y cuidó como si siempre hubiera formado parte de ella desde el primer instante. Unos completos desconocidos se acabaron convirtiendo en caras afables con corazones enormes dispuestos a tenderme siempre la mano en lo que necesitase.

Costa Rica son sus lugares. La diversidad de fauna y flora. Pero, sobre todo, Costa Rica es su gente. Ellos han sido los que más huella me han dejado. Mi motor, allí. Amables, generosos, simpáticos. Corazones puros. Son los que entienden verdaderamente la definición de ‘familia’ y la aplican con cualquier persona. 

Una mochila de experiencias lejos de nuestras fronteras

El aprendizaje durante este mes y medio ha sido incalculable. Es más, siento que mi aportación ha sido mínima en comparación a la que he recibido. Y es ahí, precisamente, donde radica la magia de VIVIR otra cultura, en ser conscientes del poder de la diversidad del pensamiento, de nuestra propia falta de conocimiento o de la necesidad de obtener otras miradas, otras perspectivas. Sentir esa magia al montarse en el avión. Ese hormigueo que te remueve las tripas. Pura emoción, a sabiendas de lo que está por venir. Pero con la mente y el corazón siempre abiertos para recibir lo que viene. 

He leído que viajar, descubrir otras culturas y ver el mundo con la lupa de otros nos ayuda a coleccionar momentos Kairóses decir, momentos de calidad. Siento que nos preocupamos en exceso por el paso del tiempo sin darle la debida importancia a cómo emplearlo, en gran parte por temor. Pero el miedo no nos puede paralizar. No nos puede impedir vivir experiencias increíbles como la que acabo de relatar, pues son las que ensanchan el alma y dejan aparcado el ego.

¿Y tú? ¿A qué esperas? No dudes en ampliar más información sobre este voluntariado con niños en Costa Rica.

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