La experiencia de Javier en un voluntariado educativo en Tanzania

voluntariado en Tanzania

La experiencia de Javier en un voluntariado educativo en Tanzania

Siempre he querido ir a África central. Para mí, la más auténtica o, en otras palabras, la que le da su esencia. Además, creo que es de los lugares donde más se puede ayudar. Tanzania ya me atraía mucho por su naturaleza, cultura, su estabilidad en general, y una persona que conozco había sido voluntaria allí, así que mi destino para realizar un voluntariado estuvo claro.

También tenía claro desde hace bastante tiempo que iba a emprender esta experiencia por mi cuenta, sin ayuda o compañía de alguien conocido. Nunca antes había viajado a otro continente solo, y creo que me ha ayudado más a crecer como persona que si hubiese ido acompañado.

Ya no solo por lo retador, exigente y, a veces, incluso incómodo del propio viaje y de la estancia, sino porque creo que te ayuda a conocer más a las personas que tienes allí (resto de voluntarios, gente local, etc.), su cultura, ser más observador e independiente, te empapas en mayor medida de cada momento y te obligas a ser más abierto si cabe a todo lo que venga. Una vez de vuelta, puedo confirmar que ha sido así, y estoy orgulloso del reto superado.

¿Cómo es un voluntariado en Tanzania?

El proyecto en el que realicé mi voluntariado en Tanzania con Cooperatour era en una escuela de primaria ubicada en Arusha, aunque en mi caso ha sido un poco particular, ya que una de las semanas que estuve allí hubo un censo nacional y, además, los niños del colegio estuvieron unos días de vacaciones y otros de exámenes.

Así pues, tuve la oportunidad de conocer otros dos proyectos, uno de educación de mujeres en el que dimos una charla a una serie de mujeres emprendedoras, estuvimos en su guardería, y otro día estuvimos colaborando en la obra de un colegio de enfermería.

En lo que respecta al colegio, mi tarea era hacer las veces de profesor, poner ejercicios a los alumnos, corregirlos, explicar temas de varias materias como inglés, gramática, matemáticas básicas… y luego también hacíamos juegos, estábamos con ellos en el recreo y, en líneas generales, nos ocupábamos de ellos. Los chicos se portaban muy bien.

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«Estoy convencido de que mis alumnos se llevaron enseñanzas, consejos y experiencias valiosas»

La falta de recursos en la escuela era manifiesta. Faltaban profesores, cuadernos, bolígrafos… En general, todo era precario. Sin embargo, se apañan muy bien con lo que pueden y, por ello, es importante ayudar en estos puntos.

En mi caso, aunque no tanto como me hubiese gustado por un tema de tiempo, creo que he dado el máximo en cada oportunidad que he tenido, y estoy convencido que mis alumnos se han llevado enseñanzas, consejos y experiencias valiosas, y que he podido transmitírselo bien. Al igual que en los otros proyectos, prometo que me dejé el alma mezclando cemento el día que estuve en la obra…

Además, creo que con el mero hecho de ir allí ya aportas al país, comprando, promocionando, etc., además de la propia contribución humana y económica al proyecto.

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¿Cuáles fueron las diferencias más notorias que percibiste?

En resumen, no tiene mucho que ver. La cultura allí es mucho más ‘pole pole’, tranquila. Todo el mundo hace las cosas a un ritmo más calmado, lo que por ejemplo en Madrid es todo lo contrario, vamos como balas y a veces ni te das cuenta.

Los tanzanos viven de forma simple, son agradecidos, familiares generosos y, en general, bastante amigables. A los de fuera (mzungus) nos ven siempre como al extraño, pero la relación con ellos es muy buena y es muy seguro compartir lo que sea, incluso tú solo si no te aventuras demasiado, sobre todo por la noche.

Les encanta el fútbol, comparten bastantes religiones (musulmanes y cristianos se reparten casi igual) y tienen verdadera vocación comercial (literalmente te intentan vender de todo).

Obviamente, el país es mucho menos desarrollado que España, y eso se traslada a la cultura, por ejemplo la higiene, las infraestructuras y el tráfico, la educación sexual, la gestión de los ahorros y miles de cosas más, pero creo que no hay tantísima diferencia como se puede pensar. Creo que hay oportunidades allí y el país no va por mal camino para crecer.

¿Cómo valoras tu experiencia de voluntariado en Tanzania?

Para mí ha sido una experiencia increíble y muy bien organizada. He vuelto con la sensación de que no es para tanto, en el buen sentido, y con la sensación de que repetiría.

Animo a toda esa gente indecisa a no dudar ni un instante hacer un voluntariado. A pesar del respeto que se pueda tener, no es para tanto. Si tienes las ganas, el tiempo, el dinero y una mínima idea en tu cabeza, la vida merece la pena precisamente por cosas como ésta. Si lo piensas en frío, la experiencia lo tiene todo, porque además de ayudar y aportar algo útil, te da la oportunidad de conocer de una manera más profunda un país y sus entrañas, y te garantizo que no es lo mismo si vas como mero “turista”.

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