Hoy, 25 de noviembre, es una fecha señalada en el calendario. Es el Día Internacional contra la Violencia de Género. Una lacra que, desgraciadamente, sigue persiguiendo y acechando a la vida de millones de mujeres de todo el planeta en pleno siglo XXI.
El origen de la fecha del 25N se remonta a 1981, cuando fue creada en el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe. Doce años después, la Asamblea General de la ONU emitió la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, definiéndola como «todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada». Fue el 25 de noviembre de 1999 cuando, finalmente, la ONU dio carácter oficial a este día designándolo como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Una lacra global
La violencia de género sigue siendo un cáncer para las sociedades que impide lograr la igualdad, el desarrollo, la paz y el respeto de los derechos humanos de la mujer. Según Naciones Unidas, «la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas».
Como hemos mencionado con anterioridad, esta violencia puede manifestarse de forma física, sexual y psicológica. Según la ONU, incluye:
- Violencia por parte de un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio).
- Violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético).
- Trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual).
- Mutilación genital femenina (practicada en ciertas comunidades y culturas, asociada con creencias religiosas). Según la OMS, más de 200 millones de mujeres y niñas pertenecientes a los treinta países de África, Oriente Medio y Asia son víctimas de mutilación genital femenina.
- Matrimonio infantil (niñas obligadas a contraer matrimonio en contra de su voluntad).
ONU Mujeres cifra en 137 las mujeres que son asesinadas a diario a manos de sus parejas, exparejas o familiares alrededor del mundo. Además, advierte que casi 1 de cada 3 mujeres ha sufrido abusos a lo largo de su vida. Y lo cierto es que en tiempo de crisis las cifras no han hecho nada más que ir en aumento, como así se constató durante la pandemia de Covid-19 y las recientes crisis humanitarias, conflictos y desastres climáticos.
Un nuevo informe de la citada organización, basado en datos de 13 países desde la pandemia, asegura que 2 de cada 3 mujeres sufrieron algún tipo de violencia o conocían a alguna mujer que la sufría. Lo realmente inquietante es que solo 1 de cada 10 aseguró que acudiría a la policía en busca de ayuda. Ante esta tesitura, la conclusión que se extrajo fue que estas mujeres tiene una probabilidad mayor de enfrentarse a situaciones pobreza y exclusión social que cualquier otra persona.
Son muchos los movimientos feministas que reivindican enfoques integrales e inclusivos para detener la violencia de género. Frenar esta falla de la sociedad pasa por una transformación de las normas sociales que minimizan a la mujer y por empoderarla frente al sistema patriarcal reinante -preconcebido desde tiempos inmemoriales- en la mayoría de pueblos.
Luchamos por los derechos de la mujer
En Cooperatour somos conscientes de que la lucha contra la violencia de género no solo debe reivindicarse el 25N, sino que es una batalla que hay que bregar diariamente. Es por este motivo por el cual colaboramos con diversos proyectos cuyo principal fundamento es el empoderamiento de la mujer en países en vías de desarrollo.
Uno de estos programas es el apoyo a las mujeres masái de Tanzania. La mayoría de estas mujeres viven en situaciones de pobreza y opresión cultural. Su principal fuente de ingresos es la venta de joyas tradicionales. Sin embargo, no tienen una forma sistemática de ser autodependientes económicamente, debido a que son agentes vulnerables por la falta de una educación en condiciones. El hombre ejerce el control y es el encargado de llevar todos los roles de liderazgo. Es aquí donde les brindamos apoyo ofreciendo un intercambio de información mutuamente beneficioso para la toma de decisiones financieras.
Otro de los proyectos donde colaboramos se sitúa en la ciudad de Colombo (Sri Lanka). Brindamos apoyo a un grupo de mujeres de entre 16 y 40 años que han sido privadas de recibir educación durante sus años de juventud y, sin fuerza económica para pagarse unos estudios formales, quieren aprender idiomas como el inglés o hacer manualidades.
O el programa que se lleva a cabo en un centro de soporte a la mujer ubicado en un slum de los barrios más empobrecidos de Jaipur, la «ciudad rosa» de la India. Un país regido por una sociedad en la que las mujeres actúan de meras títeres sobre las decisiones del hombre. No tienen la oportunidad de ir a la escuela a estudiar porque viven esclavizadas en las tareas del trabajo doméstico. En nuestro centro, el voluntario puede dar soporte a la maestra dirigiendo actividades educativas.
Acabar con la violencia de género y fomentar la igualdad entre mujeres y hombres depende de todos. Si quieres ayudarlas y tejer lazos de solidaridad con ellas, te animamos a colaborar en uno de nuestros proyectos.
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