¿Cómo un sitio puede hacerte olvidar del resto del mundo? Pues la verdad es que aún no lo sé, pero no tengo duda de que esa sensación fue la que tuve durante mi voluntariado solidario.
Me llamo Rocío y tengo 36 años. A pesar de que mi ámbito profesional, la banca, no tiene directamente nada que ver con la educación o la pedagogía, tenía muchas ganas de hacer un voluntariado. Así que miré los programas disponibles de Cooperatour y me decidí por participar como voluntaria en una Escuela infantil en Bali.
El programa en el que participé eran clases de inglés para niños de entre 4 y 6 años. Allí esperaba poder ayudar lo máximo posible y poder trasmitir en ese poco tiempo cariño, aprendizaje y buenos momentos a los niños. Y la verdad, creo que entre todos lo conseguimos. Poco a poco, día a día, con nuestras pequeñas rutinas (las clases temprano durante la mañana, la hora del patio, el almuerzo…) fueron llenándonos de confianza. También encontraba momentos para mí: las tardes las tenía libres y podía ir a la piscina o visitar alguna cosa. Y si teníamos alguna duda o problema, podíamos recurrir a un coordinador de Cooperatour, algo fundamental para nosotros.
Largas conversaciones y carcajadas en un voluntariado en Bali.
Las clases con niños es algo que te llena de energía y alegría para todo el día. Su alegría y amabilidad es, sin duda, lo que más llama la atención en Bali. Recuerdo también las conversaciones, las risas… con los demás voluntarios, los niños, los profesores… Y sobre todo hay una anécdota que no voy a olvidar nunca, de un día que fuimos a darnos un masaje.
Entré en mi sala y la masajista salió para que me cambiara. Me dijo que me pusiera algo que había allí y cuando lo abrí entendí que era un gorro para el pelo. Intenté ponérmelo pero tenía dos agujeros… y venga a darle vueltas y vueltas… porque no entendía por qué tenía los agujeros y el pelo se salía. Cuando entró la chica y me vio con la braga puesta en la cabeza… explotó a risas ¡Fue un rato de carcajadas la verdad y una vergüenza enorme la de confundir unas bragas con un gorro!
Voluntariado solidario en un lugar que “transmite”.
Lo que más me ha sorprendido de este viaje es haber descubierto cómo un lugar te puede trasmitir de esa manera. Seguramente por esa razón no tengo duda de que lo repetiría sin dudar. De hecho, me iría hoy mismo de nuevo. Y aunque quizás es muy pronto aún para decirlo, este voluntariado solidario ha sido muy importante para mí y me ha ayudado mucho. Creo que nadie se debería perder una experiencia así en la vida.
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