Testimonio: La India hay que verla, vivirla y dejarse llevar.
María Jesús García ha sido voluntaria en Jaipur. 51 años, Madrid. 3 semanas de voluntariado en Jaipur, Rajastán (La India). Licenciada en Biología y Farmacia e investigadora en el ámbito de la Biología.
Mi visión de un voluntaria en Jaipur
Creo que sobre la India ya se ha dicho y se ha escrito todo lo que se puede decir.
Para mí ha sido el país de los contrastes. Puedes encontrar la calle más sucia y maloliente que hayas visto jamás, pero en el templo te ponen un collar de flores que huele a limpio y fresco. Puedes ver caras sucias, pero te sonríen con unos dientes tan blancos que casi deslumbran. Puedes estar en una calle polvorienta, ruidosa y contaminada y a continuación en un paisaje verde, frondoso, tranquilo.
Voluntaria en Jaipur, un gran choque
Cuando llegas tienes que acostumbrarte a un clima muy caluroso, a una comida muy especiada, a un idioma que no es el tuyo, a la alta contaminación que provoca el tremendo tráfico, al ruido constante, al caos y al desorden.
Yo trabajé en un slum en Jaipur: el proyecto se llama “Day Care Centre #3, Kathputali Nagar” en el que, en un local de menos de 10m2, intentábamos dar clase a los niños que vivían allí.
Cuando yo llegué este proyecto estaba empezando y entre 3 voluntarios organizamos un plan de trabajo sistemático, para que cada día se estudiase una materia, lunes matemáticas, martes lenguaje, miércoles colores y formas, jueves geografía y países. Los viernes eran días dedicados al juego, el baile y la música.
La India, trabajo y ayuda
El trabajo está muy organizado. Por la mañana, tras el desayuno, los voluntarios salimos en tuctuc hacia los distintos proyectos. Este transporte ya está acordado con los conductores, que también van a recogerles al término del trabajo. Por la tarde, los voluntarios hacen una puesta en común del desarrollo de la clase y planificamos las actividades del día siguiente.
Semanalmente, normalmente los jueves, hay una reunión con el Sr. Vinod, el gerente, donde se valora el desarrollo de cada proyecto y se comentan todas las ideas, quejas, sugerencias etc. tanto respecto a los programas como respecto a las cuestiones que afectan a la casa y a la vida en común.
Evidentemente hay muchas dificultades en los proyectos y hay muchísimo por hacer y muchísimo por mejorar. Pero el balance final me parece muy positivo sobre todo para los niños, niñas y mujeres, a quienes va dedicado nuestro trabajo.
Mi aprendizaje como voluntaria
En tres semanas, y con unos medios tan limitados, no espero que hayan aprendido mucho, pero sí espero haber contribuido a que la escuela les resulte algo atractivo, un lugar al que acudir y les haya despertado la ilusión, la curiosidad y las ganas de aprender.
Todo es distinto y llamativo, no paras de mirar a todas partes, de admirarte, de sorprenderte. Las escenas cotidianas son coloridas, asombrosas, chocantes.
Hay infinidad de templos y palacios, pero lo más atractivo es la gente. La gente es encantadora, alegre, amable, amigable, y te recibe, te invita y te acoge con la mayor naturalidad.
Nunca la expresión “es otro mundo” fue tan acertada, porque lo es, es otro mundo en que el tiempo parece tener otro ritmo, las cosas otra importancia, la vida otras prioridades.
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