La experiencia en Antigua, donde se realiza un voluntariado en Guatemala a través de Cooperatour, es uno de los voluntariados internacionales que provoca una profunda emoción en las personas que lo realizan.
Por un lado, permite conocer maravillas de la naturaleza como el Tikal (uno de los mayores yacimientos arqueológicos y centros urbanos de la civilización maya), el lago Atitlan o las aguas calientes de Monterrico. Por otro lado, te empuja a realizar fantásticas y reveladoras acciones, como participar en la liberación de tortugas marinas o visitar los manglares al amanecer.
Además, muchos voluntarios pueden conocer y participar en rituales ancestrales, como los que se realizan para evitar los ‘malos espíritus’ o para que los ‘muertos’ descansen en Paz. Pero lo más importante son los proyectos en los que se puede participar.
Según datos de UNICEF, cuatro de cada diez niños y niñas (43.4%) menores de cinco años presenta desnutrición crónica, condición que provoca menos retención escolar, menor productividad, propensión a adquirir enfermedades y hasta pérdida del coeficiente intelectual. Esta es la razón por la que se creó la Clínica de Salud, un lugar que proporciona asistencia sanitaria a unos bebés y niños con problemas de desnutrición, con problemas de salud y con discapacidad.
Una de nuestras voluntarias en el voluntariado en Guatemala comenta su entrada en este centro donde se realiza el voluntariado “Mi primer impacto. Mis primeros niños. Mi primera apertura de Corazón.”
En este lugar llegan niños que nacieron en la pobreza. “La desnutrición, anemia, les causa también apatía, depresión, tristeza, que se refleja en sus miradas. Pero son tan lindos. Una sonrisa suya iluminaba todo el lugar y cada poro de mi piel.”
Algunos niños son como Elías, abandonado y con padres alcohólicos. “Tiene 3 años pero parece de uno porque nació con deficiencias físicas y cognitivas. Es el que lleva más tiempo. Te mira, te echa besos, te llama mama o papa. Sólo dice esas palabras. Alegre. Travieso. Es la ternura personificada. “.
Otro proyecto en el que se participa es el Programa de Superación para Niños Huéfanos, cerca de Antigua Guatemala. Según declaraciones de una voluntaria de Cooperatour, “hay Ángeles disfrazados de seres humanos que dedican su vida, su casa, lo poco que tienen al servicio de los demás. Es el caso de Judith y Juan. Una pareja, con dos hijas gemelas, que han tenido una vida muy dura y que actualmente acogen en su humilde hogar a unos 50 niños de la comunidad indígena a la que pertenecen, algunos de ellos huérfanos, en situación de mucha pobreza, y les ayudan dándoles lo necesario”.
Allí, los voluntarios realizan tareas de educación y refuerzo, así como motivacionales, actitudinales o de autoestima, ya que muchos niños han perdido a su padre o madre, algunos provienen de familias totalmente desestructuradas o padres alcohólicos.
Finalmente, otro proyecto del país se llama HOGAR DE NIÑOS . “Me habían dicho que era muy duro. Que sales llorando. Que casi nadie quiere hacer voluntariado allí.”
Este centro suma 250 niños, jóvenes, adultos y ancianos, hombres y mujeres, a quienes se les atiende conforme a sus necesidades específicas, brindándoles al mismo tiempo atención médica asistencial, formativa y espiritual. En él se da albergue a niños discapacitados con problemas físicos y mentales, tales como parálisis cerebral, hidrocefalia, síndrome convulsivo, …. “Es muy impactante. Están todos muy bien atendidos pero hay tantos que el personal sanitario no tiene tiempo de todo”.
Este viaje interior a través de la experiencia del voluntariado en Guatemala es un viaje de belleza y dureza. “Y por muy duro que sea el paisaje, lo único que ven tus ojos es Belleza. De Principio a fin”, cierra nuestra voluntaria.
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