Miguel Ballesteros Ballesteros
Funcionario, León.
2 semanas en Cuzco (Perú) en el proyecto de educación, prevención y desarrollo.
Para mi el proyecto de educación en Perú ha sido una experiencia que te deja marcado de por vida. El cariño que estos niños pueden llegar a dar es una cosa tan sencilla que dentro de su sencillez es inmensa. La felicidad que trasmiten aún careciendo de lo mas básico nos debe hacer reflexionar a los que aquí no tenemos ninguna carencia, bueno si, el querer tener un coche, una casa, ropa etc etc mejor que la que tenemos.

Mi breve tiempo en este lugar me ha abierto los ojos a una realidad que a menudo pasamos por alto en nuestro día a día. Me di cuenta de que, a pesar de vivir en un mundo donde la superficialidad y las posesiones materiales parecen ser las medidas de la felicidad, la verdadera alegría puede encontrarse en las cosas más simples y enriquecedoras de la vida. Aunque muchos de nosotros luchamos por acumular riquezas y status, descubrí que la auténtica felicidad no está ligada a lo que poseemos, sino a las conexiones humanas genuinas y a la gratitud por las pequeñas cosas que a menudo pasamos por alto.

Mi experiencia fue más que perfecta. El alojamiento superó mis expectativas y la calidez de las personas involucradas en el proyecto fue realmente conmovedora. Las profesoras con las que trabajé fueron más que colaborativas, mostrándome una generosidad y atención que no esperaba. Ahora, todo lo que puedo pensar es en volver. Siento como si los niños estuvieran esperándome, ansiosos por colgarse de mis piernas y compartir esos momentos simples pero significativos que hacen que la vida sea tan hermosa.

Desde mi partida, mi mente y mi corazón han permanecido en ese lugar, constantemente pensando en los rostros sonrientes y las historias de vida que tuve el privilegio de conocer. A través de la profesora con la que colaboré, he mantenido viva mi conexión con los niños y su comunidad, demostrando que las verdaderas amistades y el amor trascienden las fronteras físicas.