La primera vez que escuché estas palabras, al ser recibidos en las instalaciones del Proyecto, era difícil esperar que la experiencia de voluntariado de rescate de tortugas marinas en Costa Rica fuera a ser tan increíble.
Increíble por todo: por el proyecto en sí y el hecho de trabajar y ayudar a animales milenarios en su ardua tarea reproductiva; por compartir esos momentos con gente de nacionalidades tan distintas y aprender de todos y cada uno de ellos (ingleses, suizos, austriacos… y por supuesto.. ¡Españoles!). También por la ubicación del alojamiento, donde cada desayuno, comida o cena era un documental pero sin pantalla. Momentos donde degustábamos la gastronomía local esperando la aparición de ardillas, monos, iguanas, martines pescadores o incluso… ¡Ballenas!
Increíble por el trato recibido y por el carácter tico, siempre dispuestos a echarte un cable en lo que hiciera falta, serviciales como pocos países en los que he estado. Y en suma, increíble por el contexto, por el entorno, por la aventura diaria de no saber qué te vas a encontrar cada jornada.
Cómo funciona el voluntariado medio ambiental
Cada día puede dividirse en dos tramos: la mañana, donde puede haber tiempo libre para conocer alguna de las maravillas de los alrededores. Por ejemplo, las espectaculares cascadas en mitad de la jungla, reservas como Curú o Cabo Blanco con fauna a raudales o Isla Tortuga, toda una experiencia en sí misma. O bien acudir a la playa a realizar servicios de limpieza o prácticas de construcción de nidos.
En las tardes, suele haber siempre liberación de tortugas, orientadas también a la afluencia turística de los hoteles cercanos, para que todos tomen conciencia de la importancia de la conservación medioambiental.
Y por último, las noches, donde se realizarán actividades de vivero (vigilancia de los nidos y liberación en caso de nacimientos), o patrullas, donde tocará recorrer la playa en busca de nuestras amigas tortugas para recoger y sembrar los huevos posteriormente en el vivero. Las noches, con sus tormentas, sus estrellas, sus luciérnagas y sus algas brillantes, sus sonidos y sus sorpresas, son de lo mejor de esta vivencia.
Cómo es un voluntariado rescate de tortugas
Pero lo mejor es acudir a conocerlo uno mismo, porque además, cada época del año varía y puede ser muy diferente acudir en enero o hacerlo en julio, lo que le otorga aún más exclusividad al proyecto.
En definitiva, una experiencia 1000% recomendable para todo aquel amante de la naturaleza, del trabajo en equipo, de la cooperación, de la amistad y de la pura vida en su estado más auténtico y genuino…»
No dudes en ampliar más información de este voluntariado de tortugas marinas en Costa Rica.
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