Hoy, 24 de enero, se celebra el Día Internacional de la Educación. Una fecha que, a diferencia de otras efemérides, tiene muy poco tiempo de vida, ya que nació el 3 de diciembre de 2018. Fue en ese momento cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó un día internacional para celebrar el papel que desempeña la educación en la paz y el desarrollo. 

Y es que lo cierto es que tal y como afirma la activista Malala Yousafzai, «un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo». La educación no solo es un derecho fundamental, sino una herramienta imprescindible para lograr un mundo pacífico, justo y sostenible. 

La educación como elemento básico

De hecho, la educación es uno de los pilares fundamentales en el camino que se ha marcado la comunidad internacional para conseguir un desarrollo sostenible (la archiconocida Agenda 2030). 

Por un lado, existe un Objetivo de Desarrollo Sostenible específico al respecto, el ODS 4, que busca una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Y la cosa no queda aquí. Porque todos los ODS giran alrededor de la educación como herramienta para:

• Reducir las desigualdades.
• Mejorar la salud.
• Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las niñas y mujeres.
• Acabar con el matrimonio infantil.
• Proteger los recursos del planeta.

Un mundo desigual

A pesar de ello, según apunta un informe de la UNESCO, actualmente:

• Existen 258 millones de niños y jóvenes que no reciben educación escolarizada en el mundo.
• 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni tienen conocimientos básicos de matemáticas.
• El 40% de la población mundial no posee acceso a una educación en su propio idioma.
• En países en vías de desarrollo, el 91% de los niños se matriculan en la escuela, pero 57 millones de niños no asisten a esta. 
• África Subsahariana es la región del mundo con mayores índices de no escolarización.
• Aquellos países que se encuentran en medio de conflictos bélicos y guerras registran menores niveles de escolarización.
• 4 millones de niños refugiados no reciben educación durante su infancia.

Sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos ni oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni acabar con la pobreza que deja en situaciones precarias a millones de niños, jóvenes y adultos de todo el planeta.

«Cambiar el rumbo, transformar la educación»

En esta tesitura, este año, el cuarto aniversario del Día Internacional de la Educación se celebra bajo el lema «Cambiar el rumbo, transformar la educación». Tal y como se explica en el reciente informe global de la UNESCO sobre ‘Los futuros de la educación’, transformar el mundo depende de nosotros.

El Día Internacional de la Educación de este año servirá para promocionar las transformaciones más relevantes que hay que realizar para hacer posible el derecho fundamental de todo/as a la educación, recogido en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948.

Y es que las desigualdades entre los países occidentales y otras zonas del planeta en términos de escolarización siguen siendo evidentes. La pandemia del Covid-19 no ha hecho nada más que acentuar esta polarización entre Norte y Sur.

Educa y enseña con Cooperatour 

El compromiso de Cooperatour con la protección del derecho a la educación de todos los niños y niñas del mundo es ineludible. Colaboramos con proyectos dedicados a la promoción de la escolarización de la infancia en Asia, África y Latinoamérica con el fin de brindar una enseñanza de calidad y digna a todos ellos.

En uno de nuestros programas de Cabo Verde, por ejemplo, los voluntarios pueden dar apoyo en el proceso de aprendizaje de los niños del pueblo pesquero de Tarrafal, en el que solo hay cinco personas involucradas en atender las necesidades de los más pequeños.

O en una guardería con la que colaboramos en Arusha, al norte de Tanzania, país en el que la escolarización obligatoria empieza a los 6 años y si una familia quiere acceder a los servicios de una guardería debe pagar. Allí tenemos fuertes relaciones con varias escuelas de educación infantil que necesitan apoyo para desarrollar sus actividades.

María, hace unos meses, nos contó que su voluntariado en Tanzania «le cambió la vida». ¿Quieres ser tú el siguiente? Independiente de nuestro lugar de origen, edad, religión o etnia todos merecemos disfrutar de un derecho tan poderoso como el de la educación, y todos podemos ayudar a que el futuro de todos los niños y niñas de este planeta sea mejor. 

Si quieres tejer lazos de solidaridad con ellos, colabora en alguno de nuestros proyectos de enseñanza y educación.